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martes, 16 de noviembre de 2010

El collar de nuestros antepasados

Siempre pensé que llegaría a formar una familia, que tendría una bonita casa y un gran marido que me besara al volver del trabajo, pero no fue así.
Me llamo Alice, y  esta es mi historia.
Hace dos años aproximadamente yo era una joven estudiante, en lo único que podía pensar era en los chicos, los chicos y más chicos. Entonces no era consciente de que había cosas más importantes que aún no había empezado a valorar, ni tan siquiera se me habían pasado por la cabeza.
Un jueves, al acabar las clases, me dirigía a casa con mi amiga Clara, cuando un numeroso grupo de coches de policía y ambulancias pasaron a nuestro lado.
Observamos que se metían por mi calle; preocupadas por si había pasado algo nos pusimos a correr hacia allí.
La ambulancia estaba detenía enfrente de mi casa, me temía lo peor, estaba tan asustada que las manos me temblaban de tal forma que se me cayó el libro que llevaba en la mano.
En el portal estaba mi hermano llorando. Me acerqué preocupada y con los piernas temblando. Tenia la mirada fija en algún punto, seguí su mirada y me di cuenta que miraba la camilla de la ambulancia, en la que había alguien echado y tapado, alguien muerto.
-¿Qué pasa Mario?-pregunté casi tartamudeando de lo asustada que estaba.
-En esa camilla que ves allí esta mamá-dijo antes de romper a llorar con más intensidad.
En ese mismo momento todo mi mundo se detuvo.
¿Mi madre había muerto? No, no podía estar pasando, mi madre era una mujer fuerte y valiente, tiene que tratarse de un sueño. Me pellizque pero no desperté, me pellizque y me pellizque, pero no lograba despertar; lo único que conseguía era hacer me daño.
-Co...com...como a muerto?-pregunte a Mario.
-No lo se, cuando llegué esta tendida en el suelo, los médicos dicen que no hay indicios de asesinato.
Entonces si no había índicos de asesinato ¿significaba que se había suicidado? No, mamá no haría algo así ¿o si? Ni yo misma lo se ya.
Ya había pasado un mes desde la muerte de mi madre, una muerte in entendible.
Los médicos dijeron que no había sido asesinada y que tampoco se había suicidado; no sabían qué había causado la muerte.
Yo no podía quitarme de la cabeza la idea de no volver a verla nunca mas, de no volver a comer sus riquísimas comidas, de que no se pusiera pesada, de que me echara la bronca por suspender… la echaba tanto de menos.
Mi hermano era el que mejor lo llevaba, no lloraba por los rincones como yo; no sufría cada vez que pasaba por la puerta de su cuarto…
Estaba limpiando la librería del salón cuando se cayo una especie de cuaderno por detrás, lo abrí ¡Era el diario de mi madre!
Busqué temblando la última anotación que había escrita, era del día antes de su muerte.
Llevo años buscando una reliquia familiar que perteneció a los antepasados de nuestra familia, a los Kurten una tribu especializada en los hechizos y la brujería. Se trataba de un bello collar, un collar grande y vistoso, pero a la vez parecía que tenía vida propia, que tuviera alma.
Mañana tengo pensado ponérmemelo, después de todo lo que me había costado encontrarlo, me apetecía lucirlo”
¿Mi madre tenia un collar nuevo? ¿Un collar que pertenecía a nuestros antepasados? ¿A nuestros antepasados los Kurten? ¿Especializados en hechizos y brujería?
No lograba entender nada de nada.
Me pase días y días pensando en la anotación del diario, pero no sacaba nada en claro, todo era un mar de preguntas que ahora ya no tendrían respuesta.
Busqué y busqué, pero no encontré  el collar de mi madre citaba en su diario; busqué en todos los lados posibles menos en su habitación. No sabía si sería capaz de entrar, si sería capaz de aguantar dos segundos en la habitación, sin romper a llorar. El mero echo de pensar que no volvería a tocar sus cosas, que no volvería a mirarse en el espejo de su cómoda…  era algo que me hacía sentir mas triste y mas vacía por dentro.
Abatida por la angustia de mis recuerdos, decidí volver a mi habitación y llamar a Clara para aclarar mis ideas.

-          Clara, necesito hablar contigo.- Dije intentando parecer tranquila.
-          Dime, ¿Cómo te encuentras?- Preguntó preocupada.
-          He encontrado el diario de mi madre, nombra una reliquia familiar, un collar.
-          ¿Un collar?
-          Sí claro, sí, un collar, pero lo mas seguro es que esté en la habitación de mi madre y no me veo capaz de lograr entrar.
-          No te preocupes Alice, voy hacia tu casa ahora, estaré allí en veinte minutos. Un beso, te quiero.
-          Gracias, te quiero.- Dije finalizando la conversación.
Los veinte minutos que pasaron hasta que llegó Clara, se me pasaron de forma eterna, no podía quitarme de la cabeza la idea de no lograr superar nunca la muerte de mi madre. En ese preciso momento el timbre sonó dos veces: era Clara, ella siempre llamaba de esa forma. Me dirigí a abrir la puerta.
-          ¿Cómo te encuentras?- Pregunto Clara  preocupada.
-          Lo llevo pero no estoy demasiado bien.-Dije, apagando cada vez más el tono de voz.
-          Está bien, ahora estoy aquí contigo ¿Quieres que cojamos el collar?- No sabia que responder, sabía que algún día tendría que afrontar la muerte de mi madre.
-          No se…-Dije.
-          No te preocupes Alice, yo estoy aquí contigo.
-          De acuerdo Clara.- Dije pero no del todo  convencida.
Clara y yo nos dirigimos a la habitación, ella pasó primero.
Su habitación estaba tal y como ella la había dejado. Examine con la mirada la habitación, el collar estaba justo encima de su cómoda.
Me acerqué a la cómoda  cogí el colgante, era muy bonito, era… era… antiguo, muy antiguo, quería ponérmelo, no se por qué pero deseaba ponérmelo, de repente mis manos cogieron el collar, lo cogieron si que yo hubiera pensado tan siquiera en hacerlo, era como instinto, una vez lo tuve en mis manos, lo dirigí a mi garganta, quería ponérmelo, abroche el broche y lo colgué de mi garganta.
Al segundo de ponerme el collar noté algo raro, no podía moverme, no podía mirar los pies pero solo vi una superficie de madera, la superficie de la cómoda.
Clara estaba a espaldas de la cómoda, cuando se volvió ¿No se daba cuenta de que estaba aquí?
-          ¡Clara estoy aquí!- Chille
-          ¿Alice donde estas?
Clara se aproximó a la cómoda y observé que era mucho mas alta que yo, de repente note como si me elevaran y así era, no lo entendía.

-Que collar tan curioso.- Dijo mirándome directamente. ¿Era yo el collar? ¿Yo estaba dentro del collar? ¡No! ¡No podía estar pasando!
Tras años encerrada en aquel collar por fin entendí cómo había muerto mi madre: mi madre se había puesto en collar, pero en vez de quedarse atrapada como me pasa ami, ella libero a alguien que había atrapado, un antepasado nuestro, al no poder soportar tal fuerza mi madre murió al acto.
Mi hermano guardó todas las cosas de mi madre en cajas, yo lo veía todo desde la cómoda, también guardo el collar, conmigo dentro lo que significaba que me iba a quedar atrapada en aquel collar para siempre, nunca podría tener una vida normal y tranquila.

Marina Camacho Mora 3º D

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